NUESTRO CIRCO IMAGINARIO

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Estoy más convencida que nunca que la vida es vivir. No es una cosa, es un proceso. No hay otra forma de conocerla más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella. La vida no me está esperando en ninguna parte; me está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que he de alcanzar; está aquí y ahora, en este mismo momento: en mi respiración, en la circulación de mi sangre. Cualquier cosa que yo sea, es mi vida y soy yo…

La oscuridad también es buena y también es divina. Y confío en que esta danza paciente, hará que me encuentre con una mañana en que la felicidad surja en mi corazón, y lo hará desde una fuente desconocida, y que esa fuente desconocida será la existencia misma: confronto mi vida para encontrarla.

Gloria.

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jueves, 11 de marzo de 2010

Nunca estuvimos aquí

Sepultura de sílaba de sol saliente y sinsabores.

El atardecer desgarrado se remienda a sí mismo. Sus velos violáceos matizan la habitación donde tus ojos infinitos caen sobre mí. Tiemblo sin que me descubras y en el fondo de tu mirada, se esconde mi mirada de brazos abiertos.

Salpicada de súplicas sin sombras.

Nuestra prisa enferma de luces transeúntes nos ha situado, juntos, frente a la ansiedad que nos concibe mudos. Mis labios bordados con puntos suspensivos, te presienten: entre tu respiración y la mía crece el vaticinio de un beso.

Semillas sembradas, sensaciones con sobresaltos.

La tiránica amalgama del deseo se convulsiona y crece, acorralándonos como aguamares heridas. Pero nos quedamos inmóviles, gozando el carnaval de antojos que surge al filo de las aristas de nuestros recelos.

Simétricas serpientes surgen como simulacros subterráneos.

Antes que tu boca, tus manos reconocen los besos que aún no nacen de mis labios. Tus dedos trazan el camino que seguirás y me abandono al delirio que nace, como acuarela, donde se desdibujan las orillas.

Someterme sonámbula de sangre y sal.

Hasta ahora es que existo hembra, despojada de todas las falsas conjeturas que habitaban dentro del corsé inexistente de este cuerpo sin bastidores.

Sumergida en suertes sin sordina y sueños sabios.

Nunca estuvimos aquí.

Nunca estuvimos aquí antes.

Nunca estuvimos más cerca de ser capullos después de mariposas siervas…

Los labios sucumben a los labios. Un beso flota en nuestra intimidad de temblores lacrados a golpes de silencio. Nos ahoga la marea del deshielo desesperado que nos ocurre en el centro del firmamento: cierro los miedos para perderme en el abismo de tu aliento que bautiza todas mis excusas, en una liturgia cabalística, de la que resurgiré conversa al llanto.

Sed sedienta de secretos saturados.